Pues como bien podemos leer en el título, toda investigación se compone de tres etapas:
En la etapa conceptual nos vamos a hacer la gran pregunta "¿Qué investigar? ¿Con qué fin?"
Respondiendo a nuestra propias cuestiones vamos a definir entonces el problema de investigación, a realizar un marcos teórico, definiremos también los objetivos, el proceso y las variables, formularemos una hipótesis y conoceremos limitaciones que se nos plantean.
La etapa empírica es la más práctica. Conseguiremos el material necesario para llevar a cabo nuestro proyecto, aplicaremos un método de estudio y observando nuestras variables obtendremos unos resultados. Podemos decir que se compone de tres fases:
1. Planificación de la investigación (Material y método):
- Diseño metodológico
- Población de estudio
- Muestreo
- Variables
- Definición del proceso de recogida de datos
- Registro y procesamiento
2. Trabajo de campo (Recogida de datos prácticos)
3. Análisis de los datos
La etapa interpretativa es la última. En ella relacionamos los hallazgos con los objetivos e hipótesis de nuestro estudio, además de compararlos con otros artículos ya publicados. Finalmente extraemos una serie de conclusiones que plasmamos como fin de nuestro proyecto.
A lo largo de nuestro estudio podemos cometer una serie de errores que se clasifican:
- Error aleatorio: puede darse en estudios con muestra probabilista de la población.
- Error o sesgo sistemático: minimizan o exageran las diferencias observadas en el estudio, lo que afecta a la validez interna del estudio. Pueden ser:
- Sesgo de selección
- Sesgo de clasificación
- Sesgo de confusión
Controlando estos posibles errores nuestro estudio puede caracterizarse de tener
validez interna (ausencia de sesgos para la población estudiada), e incluso de
validez externa (capacidad de extrapolarse los resultados del estudio a otras poblaciones).